“Una Nueva Vida
para volver a amar
a quien herimos,
para volar en ese cielo
que no vimos,
para bailar bajo la lluvia,
otra vez,
como niños.”
Extracto del poema de César Muñoz que firmó como dedicatoria en el primer ejemplar del libro Kill The Party. 15 anys / 2003-2018

Cartel de la primera fiesta Killtheparty. Diseño de César Muñoz
Sí. Hoy hace 15 años que en un local ya desaparecido de la localidad de Balaguer, cerca de Lleida, se celebraba la primera fiesta Killtheparty. No busquéis demasiado significado en el nombre. Salió de forma espontánea cuando con César, mi amigo/compañero/pareja (si nos casamos a lo ‘killie’, una vez) decidimos que la vida había que convertirla en una fiesta interminable. Y así le llamamos a este festejo, donde juntar a nuestros amigos y que, entonces no sabíamos, que se convertiría en una filosofía, un estilo, una manera de ver pasar nuestros días.
No es que estuviéramos en nuestra adolescencia cuando los sueños cohabitan con la inocencia. Más bien éramos unos niños de más de 30 años que no queríamos sucumbir ante las monotonías o conveniencias impuestas. Nos teníamos que ganar el pastel como todo el mundo, pero no nos importaba desechar toda nuestra energía en la comunión de la felicidad.
La música era nuestro punto de encuentro. Cada uno con sus aficiones y manías. De raíces mod o punk, de influencias poperas o más rockeras, de sonidos disco o de la electrónica punzante. Al final nos queríamos unir en una pista de baile, el terreno perfecto para expresar cada uno su vitalidad. En una época en la que las pistas volvían a ser el reducto de una generación metida en éxtasis y sobreexcitada con la cultura del mash-up.
Y así empezó la broma que nos llevó a mas celebraciones, viajes, horas y horas de baile, a ser cada día más en una gran familia. A convertir cada momento en un segundo imborrable. Y casi a rezar para que esto no se terminara nunca. Siempre sin saber a dónde nos llevaría. Inconscientes rebeldes.
Pasaron los años, hubo amores y desamores, cansancios y decadencias. Eso sí nunca sucumbimos a los infiernos de la marca y el capital. Lo que muchos hubieran intentando porque sabíamos que sería traicionar nuestro espíritu. Preferimos quedarnos cada uno en su casa, buscar nuestro lugar y empezar nuevas aventuras personales.
Y a pesar de las insoportables vivencias que padecimos, siempre encontramos el momento de volver a resucitar la esencia que nos hizo nacer hace 15 años. Y aquí seguimos, buscando oportunidades para volver a sentir la felicidad que sabemos que se nos escapa de las manos. Para volver a gritar que no queremos dejar de ser esos niños que bailan sin parar bajo la lluvia.
A todas y todos los killies que nos habéis acompañado… que continúe la fiesta.